En mi hueco solo hay humo de cigarro

Hace unos meses decidí no volver a sentir placer. 

(pausa)

Nunca más.

(Suena música)

Fue una decisión totalmente madurada y, sobretodo, fue mía.

COMPLETAMENTE MÍA.

Pensé que si no podía decidir absolutamente nada de lo que le acontecería a mi cuerpo, al menos, decidiría lo que NO iba a pasarle.

No volvería a temblar.

No volvería a sentir espasmos.

No volvería a sudar.

No volvería a sentir.

Era lo más justo para mi

(pausa)

y para el mundo.

¿Ya nada es mío, no? Ya nada es nuestro.

(para ella) Tampoco sé si algún día lo fue…

¿Lo que quiero, lo quiero porque lo quiero, o alguien ha puesto ahí esta idea?

La voluntad al igual que la libertad son una ilusión.

Pero no hace falta ser una genia para saber eso.

Quizás debe ser verdad que yo quería, porque no me aparté. 

No me aparté ni la primera vez, ni la segunda, ni tan solo me aparté cuando sabía que ella estaría escuchando. 

Tendrá razón mi madre, debe ser que, en el fondo, debo quererle… 

Y como yo no sé de amor… 

¿Esas cosas no se explican, no? En los libros lo cuentan distinto y yo que sé…

Soy como una manzana. 

Redoonda, redoonda y verde. Se me nota la verdura entre las patas y eso le gusta a cualquiera, claro. 

Cualquiera me metería un buen mordisco y, prefiero, al menos, que sea él. 

¿A él al menos le conozco, sabes? Le tengo calado, sé de qué pié calza. 

Así que no me quejo…

… podría ser peor.

Creo que es algo inherente al ser humano el tener siempre la necesidad de morderlo todo como a una manzana. Y nosotras, nosotras somos fáciles de morder. No por tontas, sino por redondas. Y yo soy la persona más redonda que conozco. 

Soy redonda por dentro y por fuera.

(Al cielo, mientras se ríe de si misma)

¡Mamá!

(Mi madre está muerta…)

¡Mamá, soy una carretera!

Mi coño ha sido un pasillo largo por donde pasan los coches. 

Es una auto vía recta, sólida, sin puentes, sin nada.

Nos hicieron con un hueco dentro, un vacío dentro.

¡Nací con él madre!

(pausa)

He parido a toda la humanidad madre, como tú, y ahora queda hueco.

¿Soy la creadora del dolor humano, madre?

¿Podré perdonarme?

¿Podré perdonarme por esto? 

…Nadie quiere tocarme…

¡Madre, quiero que tú seas la madre de mis hijos!”

Cuando tu cuerpo pasa a albergar los deshechos de los otros, este se siente putrefacto aunque solo tenga pocos años de vida. 

Y cuando a un cuerpo le haces sentir putrefacto, olvídate, él, él no volverá jamás. 

O al menos nunca será como antes, como cuando vivía en ese punto neutro en donde nada se terminaba nunca y todo eran principios. 

Como cuando los principios solo eran buenos inicios.
Cuando un inicio solo quería decir cosas buenas. 

Y ahora mi cuerpo putrefacto engorda de vida y no puedo evitar que eso pase. 

¿Amor? 

MAMÁ, EL AMOR ES SOLO PARA LOS QUE SE TIENEN A SI MISMOS.

Yo… Nosotras “las putas”, ya hace tiempo que dejamos de contener nuestro propio contenido.

Nosotras “las putas” no solo somos hijas de los hombres, también lo somos de las ratas y las gatas viejas. 

…Y me gustaría decirle, no! 

¡Me gustaría susurrarle a aquella que camina dejando sonar y brillar sus pendientes largos a lo largo de calles anchas, 

me gustaría decirle entre dientes que no se lo crea, 

que no se crea eso que le dijeron de que ella era la excepción,

que se salvaba de pertenecer a la clase de los desagües y las violaciones!

¡Tú, mujer rica! Tú solo eres mujer y rica, donde y cuando lo digan ELLOS. 

(Fragmento TODAS LAS FLORES.  Pendiente de estreno en la Sala Beckett de Barcelona)