Hace unos meses decidí no volver a sentir placer.
(pausa)
Nunca más.
(Suena música)
Fue una decisión totalmente madurada y, sobretodo, fue mía.
COMPLETAMENTE MÍA.
Pensé que si no podía decidir absolutamente nada de lo que le acontecería a mi cuerpo, al menos, decidiría lo que NO iba a pasarle.
No volvería a temblar.
No volvería a sentir espasmos.
No volvería a sudar.
No volvería a sentir.
Era lo más justo para mi
(pausa)
… y para el mundo.
¿Ya nada es mío, no? Ya nada es nuestro.
(para ella) Tampoco sé si algún día lo fue…
¿Lo que quiero, lo quiero porque lo quiero, o alguien ha puesto ahí esta idea?
La voluntad al igual que la libertad son una ilusión.
Pero no hace falta ser una genia para saber eso.
Quizás debe ser verdad que yo quería, porque no me aparté.
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